Los mejillones son una rica fuente de muchas vitaminas y minerales esenciales. Los mejillones son ricos en vitaminas del complejo B, vitamina C, ácido fólico, hierro, fósforo, manganeso, selenio y zinc. Tienen la capacidad de eclipsar a la mayoría de alimentos cuando se trata de su vitamina B12, selenio y manganeso. 80 gramos de mejillones cocidos, nos proporcionan 20,4 microgramos de vitamina B12, cumpliendo con el 340 por ciento del valor diario recomendado de este nutriente. La vitamina B12 es esencial para la salud del sistema nervioso, la formación de los glóbulos rojos y para el adecuado crecimiento y desarrollo. En la misma cantidad de mejillones también encontramos un 108 por ciento del valor diario recomendado de selenio y un 288 por ciento de manganeso. El selenio es importante para la función del sistema inmunológico y da apoyo a la glándula tiroides, mientras que el manganeso está implicado en la salud ósea y el metabolismo energético.
Y además, están súper ricos tanto al natural como en conserva. Para mi gusto, en escabeche mejor que al natural enlatados pero bueno, para gustos, colores 😉
Tienen muchísimas propiedades además de las anteriormente mencionadas pero vamos a pasar a la receta:
Un kg de mejillones frescos (la concha debe estar lo más limpia posible)
Un diente de ajo o dos
Perejil picado fino
AOVE
Un vaso de vino blanco
En una cacerola que tenga buen fondo se pone un chorreón de AOVE y cuando esté caliente se echa el ajo troceado. Cuando se esté dorando se echan los mejillones, en su concha, y se pone a fuego medio. Se añade el vaso de vino, regando los mejillones y se añade el perejil picado fino. Se tapa la cacerola y se deja tapado durante cinco minutos aproximadamente. A veces se tarda más y a veces, menos, todo depende de lo que tarden en abrirse los mejillones. Ojo, hay que dejar que el vino evapore el alcohol, por eso mejor a fuego medio que fuerte.
¡Qué aproveche!